Intento combatir la pereza

Hoy en día cada vez estamos más expuestos a distracciones y elementos que nos alejan de lo que debemos hacer (estudiar, trabajar, hacer ejercicio…). A todos nos cuesta comprometernos a hacer algo, a construir hábitos. En efecto, la pereza es uno de los mayores problemas en las nuevas generaciones, ya que utilizamos más las redes sociales, jugamos videojuegos y vemos contenido multimedia. A mí a veces me cuesta muchísimo ponerme a estudiar, cumplir con el ejercicio diario o madrugar. De hecho, es uno de mis mayores miedos: tener pereza y no conseguir mis objetivos por ello. Por eso intento combatir poco a poco ese sentimiento de pereza porque sé que tiene recompensa. Sí que es verdad que esta guerra contra la pereza es diaria, pero podemos aumentar nuestras armas contra ella.

La pereza es la ilusión de dificultad

En primer lugar, la pereza es el pensamiento de que la tarea va a ser difícil y costosa, pero la mayoría de veces el problema no es la tarea en sí, sino la dificultad para empezarla. No es culpa nuestra tener pereza, ya que es una forma que utiliza el cuerpo para no gastar energía, por eso todo el mundo tiene pereza. En efecto, lo más importante es ser capaz de romper la barrera inicial que nos dificulta comenzar cualquier actividad que nos dé pereza. Para ello recomiendo la regla de los 5 minutos. Esta consiste en comprometerse a hacer esa tarea por cinco minutos. En el momento en el que ya lleves cinco minutos verás que en realidad es mucho más fácil de lo que pensabas y seguirás con ella.

Disciplina mejor que motivación

Es fundamental apoyarse en la disciplina y no en la motivación. La motivación va y viene, entonces puedes estudiar mucho durante una semana porque estás motivado pero luego no hacer nada en tres meses porque ya no te apetece. Sin embargo, si eres capaz de mejorar tu disciplina nunca te fallarás porque sabrás que el dolor de no hacer algo es mucho mayor que el dolor de hacerlo. Para construir la disciplina existe lo que llamo la curva de la disciplina. Esta muestra que cuando empiezas un proyecto, un hábito… te encuentras con una dificultad muy grande de ser constante, pero al cabo de bastantes veces que has repetido la acción para realizar ese proyecto, te resultará mucho más fácil seguir porque esa acción se habrá convertido en un hábito. Y es ahí, en la consolidación de un hábito donde se obtiene la disciplina, gracias a la cual seguirás con ese hábito independientemente de tu motivación.

Convierte la pereza en diversión

También es importante intentar que la tarea sea más amena, sobre todo las primeras veces que la realizas para no dejarla antes de convertirla en hábito. Yo, por ejemplo, al estudiar intento explicar el tema gestualizando en vez de hacer un resumen porque es mucho más divertido y me permite recordar mejor el temario. Para hacer una tarea más amena o divertida tienes que saber qué es lo que te da pereza de ella. Puede ser: el tiempo que te lleva, su dificultad, el hecho de tener que moverte, que te aburre… Por ejemplo, el ejercicio en mi caso se me hace difícil porque me lleva mucho esfuerzo, entonces lo que hago es ponerme música para motivarme o tener más descanso entre series. Pero vuelvo a lo de antes, una vez yo empiezo a hacer ejercicio sé que lo voy a acabar aunque me cueste, por eso lo más difícil es ponerse a hacerlo.

No te falles a ti mismo

De hecho, tengo que admitir que este artículo no lo subí ayer domingo porque me dió pereza escribirlo la semana pasada. La verdad que por una vez no pasa absolutamente nada, pero acostumbrarse a no hacer las cosas o a hacerlas mal destroza la disciplina. Además, nadie me obliga a estar escribiendo esto, lo hago porque me gusta y quiero ponerme retos. Por eso, si ni siquiera hago el intento de publicar artículos, me estaré fallando a mí y solo a mí, y eso es lo peor que hay.

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